Una marcha convocada por organizaciones sociales del Congreso de los Pueblos, que decía ser en solidaridad con Palestina, Venezuela y Ecuador, terminó convertida en una jornada de violencia frente a la Embajada de Estados Unidos en Bogotá.
Lo que comenzó como una movilización pacífica derivó en ataques directos contra la Policía por parte de encapuchados e indígenas, que usaron flechas, fuego y objetos contundentes contra los uniformados y causaron desórdenes en el sector de la Universidad Nacional y la sede diplomática.
Ante la gravedad de los hechos, la Embajada de Estados Unidos cerró sus puertas y emitió un comunicado advirtiendo sobre los riesgos de violencia:
“Las protestas podrían extenderse hasta la noche. Los ciudadanos estadounidenses deben evitar las grandes protestas, ya que pueden tornarse violentas”, señaló la sede diplomática.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ordenó la intervención inmediata de la Policía para restablecer el orden público. Unidades del Esmad actuaron en la zona para dispersar a los agresores y proteger las instalaciones diplomáticas.
Cuatro policías resultaron heridos por flechas lanzadas por los encapuchados. Por seguridad, TransMilenio cerró varias estaciones cercanas al área afectada, mientras las autoridades reportaron daños en bienes públicos y analizan posibles capturas.
El Distrito y la Gobernación rechazaron los actos violentos y recordaron que la protesta social no puede convertirse en vandalismo ni poner en riesgo la vida de los ciudadanos ni de los policías.