Por: Julián Ceballos
Un reciente análisis de intención de voto y percepción ciudadana entre julio y octubre de 2025 muestra un panorama político que empieza a perfilar las rutas hacia el 2026. Aunque el centro mantiene figuras reconocidas como Sergio Fajardo y Claudia López, y la izquierda consolida su narrativa con Iván Cepeda y Daniel Quintero, la derecha también se reorganiza con fuerza. En este escenario, dos nombres comienzan a ganar protagonismo: María Fernanda Cabal y Juan Carlos Pinzón.
De acuerdo con las encuestas de CNC, Invamer y Guarumo, María Fernanda Cabal presenta un nivel de conocimiento del 61,2% y una imagen positiva del 18,3%, con una tendencia de crecimiento estable durante 2025. Su visibilidad mediática ha sido constante, su discurso directo y su capacidad para movilizar emociones dentro del electorado conservador le han permitido posicionarse como una figura con identidad propia. Cabal ha entendido que el liderazgo no siempre se mide en intención de voto inmediata, sino en la capacidad de sostener un mensaje coherente y sin ambigüedades. En medio del ruido político, su voz ha representado la defensa de valores tradicionales y la crítica estructurada al gobierno actual.
Por otro lado, Juan Carlos Pinzón, con 31,7% de conocimiento y 16% de imagen positiva, ha entrado en escena con un mensaje centrado en la seguridad, la unidad nacional y la tecnocracia eficiente. Exministro, diplomático y estratega, Pinzón representa una visión de derecha moderna, que entiende la geopolítica y la necesidad de restablecer la confianza en las instituciones. Su candidatura, oficializada en septiembre, busca conectar con un electorado cansado de la polarización, que anhela firmeza con conocimiento, autoridad con propósito.
Ambos liderazgos, aunque distintos en estilo y tono, tienen algo en común: la capacidad de representar una nueva derecha para Colombia. Una derecha que no se limite a la oposición, sino que construya visión, que piense en país y no solo en partido.
María Fernanda Cabal encarna la energía del carácter; Pinzón, la fuerza del argumento. Ella inspira desde la convicción; él persuade desde la razón. Si la política colombiana logra articular esas dos dimensiones —pasión y método—, podríamos estar ante una nueva etapa de liderazgo que trascienda la coyuntura y devuelva la esperanza a quienes creen que el cambio también puede venir desde la derecha.
El 2026 no será una elección más. Será una oportunidad para repensar qué tipo de país queremos construir. Soñemos con dos líderes nuevos para Colombia, capaces de unir la experiencia con la renovación, la firmeza con la serenidad, y sobre todo, la visión de un futuro que no divida, sino que convoque.