A menos de tres semanas de que el Centro Democrático elija a su candidato presidencial, Miguel Uribe Londoño envió una carta que, lejos de llamar a la unidad, ha generado indignación y malestar entre los militantes uribistas.
En la carta se queja de supuestos “vetos y sesgos” durante la reunión del pasado 4 de noviembre, cuando los precandidatos discutieron la elección de las encuestadoras que definirán el mecanismo para escoger al aspirante único. Sin embargo, detrás de su discurso de “transparencia” se esconde un hecho que ha dejado en entredicho su ética política: su equipo intentó contratar directamente a la encuestadora internacional Atlas Intel, la misma que adelanta el proceso de selección interna del partido.
Fuentes dentro del Centro Democrático confirmaron que, antes de lanzar sus acusaciones, la campaña de Uribe Londoño sostuvo conversaciones con Atlas Intel, sin informar a la colectividad. El intento de contratación fue rechazado, y poco después el senador comenzó a cuestionar a esa misma empresa, alegando un supuesto “favorecimiento” hacia la precandidata María Fernanda Cabal.
La contradicción no pasó inadvertida. “No se puede hablar de ética cuando primero se busca contratar por debajo de la mesa y luego se pretende desacreditar a quien no se prestó para ello”, afirmó un dirigente del uribismo consultado.
En lugar de ofrecer explicaciones, Miguel Uribe Londoño optó por filtrar una carta a los medios, en la que pide divulgar una grabación de la reunión interna. La maniobra fue interpretada como un intento de escalar el conflicto y generar desconfianza dentro del partido.
“Es evidente que busca implosionar la unidad del Centro Democrático. Miguel está jugando para sí mismo, no para el proyecto uribista”, aseguró otro miembro de la colectividad.
El episodio ha dejado ver las intenciones de un precandidato que, ante la falta de respaldo en las bases, intenta deslegitimar el proceso desde adentro.
A medida que se acerca la fecha del 28 de noviembre, cuando el partido anunciará su candidato único, crece la preocupación por las actitudes divisionistas del precandidato.
En el uribismo muchos coinciden en una idea: Miguel Uribe Londoño parece más interesado en fracturar el partido que en fortalecerlo. Su comportamiento, lejos de mostrar liderazgo, confirma que algunos están dispuestos a sacrificar la unidad del Centro Democrático con tal de salvar una aspiración personal.