Petro rompe cooperación de inteligencia con EE. UU. y deja a Colombia al borde del aislamiento en seguridad internacional

La decisión del presidente Gustavo Petro de romper relaciones de inteligencia y cooperación con Estados Unidos ha generado un fuerte rechazo en distintos sectores políticos y de seguridad. El mandatario anunció la medida en su cuenta de X, argumentando que se trata de una represalia por los bombardeos de la potencia norteamericana a lanchas sospechosas de narcotráfico en el mar Caribe y el Pacífico.

“Se da orden a todos los niveles de la inteligencia de la fuerza pública suspender envío de comunicaciones y otros tratos con agencias de seguridad estadounidenses. Tal medida se mantendrá mientras se mantenga el ataque con misiles a lanchas en el Caribe. La lucha contra las drogas debe subordinarse a los derechos humanos del pueblo caribeño”, escribió Petro.

La orden implica que todas las entidades de inteligencia y seguridad del Estado colombiano, incluidas las Fuerzas Militares, la Policía y la Dirección Nacional de Inteligencia, dejarán de intercambiar información con Estados Unidos, el principal aliado estratégico de Colombia en la lucha contra el narcotráfico.

La reacción no se hizo esperar. Expertos en defensa y cooperación internacional advierten que Petro ha tomado una decisión política con consecuencias profundas y peligrosas. La ruptura de vínculos con las agencias de inteligencia estadounidenses —que por más de dos décadas han respaldado las operaciones contra el crimen organizado— debilita la capacidad operativa del Estado colombiano frente a los carteles, las disidencias de las FARC y el ELN, que se benefician del caos político y la desconfianza institucional.

“El presidente está sacrificando la seguridad nacional por una postura ideológica, sin medir los efectos estratégicos que esto implica. Colombia depende en gran medida de la inteligencia compartida por Estados Unidos para anticipar operaciones de narcotráfico, terrorismo y lavado de activos”, señaló un alto oficial en retiro.

Además, esta decisión podría afectar la participación de Colombia en redes internacionales como el Grupo Egmont —clave en el intercambio de información financiera contra el lavado de dinero— y en los esquemas de cooperación de la OTAN, en los cuales la comunidad de inteligencia estadounidense cumple un papel central.

“Quien más pierde es Colombia”, advierten analistas, recordando que el país queda aislado en un momento en que las organizaciones criminales fortalecen su presencia en zonas estratégicas como el Pacífico y la frontera con Venezuela.

El anuncio del mandatario colombiano se produjo tras un reportaje de CNN, según el cual el Reino Unido habría suspendido el intercambio de información con Estados Unidos por considerar “ilegales” los ataques con misiles contra embarcaciones sospechosas en el Caribe. Petro tomó el informe como argumento para romper también la cooperación de Colombia, imitando la postura británica, pero sin tener las mismas capacidades tecnológicas ni la autonomía militar de una potencia.

Colombia había sido, durante más de dos décadas, uno de los principales aliados de Washington en la región en materia de lucha antidrogas y cooperación militar. Esa alianza permitió avances significativos en la interdicción marítima, el rastreo satelital y la persecución de grandes capos del narcotráfico.

“Petro está desmantelando la cooperación que por años permitió salvar vidas, interceptar cargamentos y desarticular redes criminales. Esto no es soberanía: es aislamiento y riesgo”, señaló un congresista opositor.

Más allá de la retórica presidencial, la ruptura con la comunidad de inteligencia estadounidense debilita el sistema de alertas tempranas del país y podría reducir el apoyo técnico y financiero de programas clave de seguridad. En la práctica, Colombia pierde acceso a tecnología, información y recursos esenciales para combatir estructuras criminales transnacionales.

Mientras el presidente insiste en que “la lucha contra las drogas debe subordinarse a los derechos humanos del pueblo caribeño”, el país queda con menos herramientas para enfrentar las mafias que financian la violencia y el desplazamiento.

Petro presenta su decisión como un gesto de independencia; sin embargo, para muchos, es un tiro en el pie porque pone en riesgo la seguridad, la cooperación internacional y la estabilidad misma del Estado.