El pasado 1 de diciembre marcó un hito en la historia energética de Colombia: la distribución de gas natural importado comenzó oficialmente en el país para suplir un déficit proyectado del 8,2% en la demanda del combustible durante 2025. Esta medida, anunciada por la empresa TPLGas, busca evitar una crisis energética, pero ha generado críticas desde distintos sectores sociales y gremiales que califican este paso como un retroceso para la independencia energética del país.
Durante casi cinco décadas, Colombia logró suplir de manera autónoma la demanda de gas natural, pero el panorama ha cambiado. Según TPLGas, la importación de Gas Natural Importado (GNI) fue necesaria para garantizar el suministro ante un déficit que, de no atenderse, podría alcanzar el 20,6% en 2026. Ocho empresas dominantes del mercado nacional ya han recibido este combustible.
Críticas gremiales y advertencias
La decisión no pasó desapercibida entre los líderes gremiales. José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, manifestó su inconformidad a través de su cuenta en X:
“Una fecha para no olvidar. Después de 45 años de consumir gas producido en el país, a partir de hoy 1 de diciembre industrias, hogares y vehículos comenzarán a consumir gas importado”.
Por su parte, Bruce MacMaster, presidente de la Andi, señaló que las autoridades ignoraron las alertas tempranas sobre la situación.
“Esto es lo que produce ignorar las alarmas, esto es lo que produce no atender las alertas. Ojalá no sean ignoradas las que hemos levantado en otros temas”.
Ambos líderes cuestionaron la falta de planificación gubernamental para afrontar esta crisis energética, señalando que los esfuerzos deberían haberse centrado en potenciar la producción nacional.
Impacto en tarifas
Además de las implicaciones en la autosuficiencia energética, la importación tendrá repercusiones en las tarifas de los usuarios. Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas, explicó que los incrementos podrían oscilar entre el 20% y el 35%, dependiendo de la proporción de gas importado utilizado para cubrir el déficit. Las regiones más afectadas incluyen Antioquia, Huila, Tolima, Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander.
En entrevista con El Tiempo, Murgas advirtió que el impacto será particularmente fuerte en las zonas que ya enfrentan limitaciones en el suministro:
“Si los faltantes se cubren con 50% de gas importado y 50% local, el incremento promedio será del 20% al 25%. Si se cubren completamente con importaciones, podría subir al 35%”.
Mirando al futuro
Aunque desde TPLGas consideran que su entrada al mercado es una solución temporal para evitar apagones y garantizar el suministro, el escepticismo persiste. La independencia energética del país, una meta alcanzada durante décadas, parece ahora estar en juego, y la discusión sobre cómo garantizar un abastecimiento sostenible y autónomo seguirá marcando el debate público en 2025.