Una millonaria caleta de oro, cuyo valor supera los $50.000 millones según inteligencia militar, ha sido el epicentro de una disputa violenta entre las disidencias de las Farc. La reconocida periodista Salud Hernández-Mora, quien recientemente entrevistó a Andrey Avendaño, vocero de una de estas facciones, señaló que este oro, actualmente bajo la custodia de alias Calarcá, ha sido utilizado para financiar armamento y operaciones de la guerrilla.
La existencia de esta caleta, que habría sido ocultada por el secretariado tras la firma del Acuerdo de Paz en La Habana, ha generado tensiones internas entre los grupos disidentes. Según Avendaño, una parte de estos recursos fue desviada para el beneficio personal de antiguos líderes guerrilleros, incluidos miembros del Senado vinculados al acuerdo, mientras que los combatientes de base continúan enfrentando carencias.
“Parte de los bienes se los quedaron Timochenko y quienes están en el Senado. No lo gastaron todo, pero lo han usufructuado, dejando a la base guerrillera y a las comunidades en el olvido”, afirmó Avendaño durante la entrevista con Hernández-Mora, publicada por la Revista Semana.
Hernández-Mora, en declaraciones posteriores a La FM, explicó que la disputa por esta caleta fue una de las principales razones detrás de la división y los enfrentamientos entre los comandantes disidentes. Alias Mordisco habría recibido una parte del oro antes de la ruptura definitiva, mientras que el resto quedó bajo el control de Calarcá, quien ahora lidera un grupo con acceso a esta “reserva estratégica”.
“Timochenko y otros líderes sabían de la caleta, pero tras la división y el surgimiento de las disidencias, terminó siendo utilizada para la compra de armas y el sostenimiento de su ejército”, indicó la periodista.
La investigación de Hernández-Mora pone en tela de juicio el proceso de paz liderado por el expresidente Juan Manuel Santos. La periodista asegura que los líderes de las Farc utilizaron el acuerdo como un pretexto para ocultar bienes y evitar rendir cuentas por décadas de actividad ilegal.
“No entregaron todos los bienes ni revelaron las rutas del narcotráfico. Tampoco han entregado restos de víctimas ni guerrilleros fusilados. Es evidente que el proceso de paz fue manipulado para proteger su patrimonio y sus intereses”, concluyó.
La disputa por esta millonaria caleta no solo refleja las divisiones internas en las disidencias, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro del conflicto armado en Colombia. Mientras tanto, la caleta de oro permanece como un símbolo de los recursos que continúan alimentando la violencia en las zonas más golpeadas por el conflicto.