El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes un giro estratégico en su política comercial hacia China, al confirmar que aliviará las presiones arancelarias y adoptará una postura más conciliadora en las futuras negociaciones con el gigante asiático.
Durante una entrevista desde el Despacho Oval, Trump declaró que no aplicará una estrategia de “mano dura” contra el presidente chino, Xi Jinping, y descartó mencionar la pandemia de COVID-19 en el marco de los diálogos bilaterales. “Vamos a ser muy amables”, aseguró el mandatario, aunque no descartó imponer condiciones unilaterales si no se alcanza un acuerdo. “Ellos tienen que hacer un trato”, agregó.
El anuncio se dio pocas horas después de que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, señalara en una cumbre de inversores de JPMorgan que el conflicto arancelario entre ambas potencias “no era sostenible”. Las declaraciones de Bessent generaron una inmediata reacción positiva en los mercados financieros: el Dow Jones, el Nasdaq y el S&P 500 registraron alzas superiores al 2,5%.
Actualmente, Estados Unidos mantiene aranceles de hasta el 145% sobre productos chinos, mientras que China aplica tarifas del 125% a bienes estadounidenses. Trump aseguró que estos aranceles “bajarán sustancialmente”, aunque dejó claro que no serán eliminados completamente.
El cambio de tono marca un distanciamiento evidente respecto al enfoque inicial del presidente, quien había promovido sanciones económicas millonarias a China en respuesta al manejo de la pandemia de COVID-19. En el pasado, Trump llegó a sugerir que China debía compensar a EE. UU. por los daños ocasionados por el virus, que dejó más de un millón de muertos en el país.
Scott Bessent admitió que las futuras negociaciones serán “arduas”, pero se mostró optimista sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo. No obstante, reconoció que actualmente existe una especie de “embargo comercial mutuo” entre ambos países.
Desde Beijing, la respuesta no se hizo esperar. El gobierno chino calificó como “una amenaza directa” cualquier intento de Estados Unidos por alcanzar acuerdos bilaterales con otros países a cambio de exenciones arancelarias. En un comunicado oficial, advirtió que tomará “contramedidas recíprocas” si considera que sus intereses se ven comprometidos.
La tensión también se ha trasladado a terceros países. Medios surcoreanos informaron que el régimen de Xi Jinping habría presionado a empresas coreanas para que eviten suministrar componentes con minerales críticos chinos a contratistas militares estadounidenses.
A pesar de la tensión bilateral, la Casa Blanca informó que al menos 18 países han presentado propuestas formales para establecer nuevos acuerdos comerciales con Estados Unidos. La portavoz Karoline Leavitt aseguró que este interés internacional refleja la confianza global en la política comercial estadounidense, a pesar de los desafíos actuales con China.
Además, Trump confirmó que, desde el pasado 9 de abril, ha suspendido por 90 días la imposición de nuevos aranceles a todos los países, excepto China, con el fin de explorar tratados individuales. Aunque no mostró intención de eliminar el arancel base del 10%, instó a otras naciones a reducir sus propias barreras comerciales.