Petro arremete contra Israel, empresas mineras y ahora anuncia rompimiento con la OTAN

En un nuevo episodio de radicalismo ideológico, el presidente Gustavo Petro anunció la ruptura del vínculo de Colombia con la OTAN, atacó a empresas colombianas por exportar carbón y cargó contra gobiernos europeos, alineándose nuevamente con la narrativa de Hamás.

En medio de la Conferencia Ministerial de Emergencia sobre Palestina, el presidente Gustavo Petro lanzó un discurso que encendió las alarmas diplomáticas, económicas y de seguridad. No solo arremetió contra las exportaciones de carbón colombiano hacia Israel, sino que fue más allá: anunció que Colombia romperá oficialmente su vínculo como socio global de la OTAN, una decisión sin precedentes que reconfigura la política exterior del país y debilita décadas de cooperación internacional en materia de defensa.

“De la OTAN debemos salir, no hay otro camino”, afirmó Petro, visiblemente exaltado, al acusar a los gobiernos europeos de “ayudar a tirar bombas” en Gaza. La frase fue pronunciada ante un auditorio internacional en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en un tono que más parecía una arenga ideológica que un mensaje de Estado. “El carbón colombiano no se vuelve bombas en Israel para matar niños”, agregó, en una declaración que mezcla una denuncia sin pruebas con una narrativa emocional peligrosa y simplista.

Un quiebre con consecuencias diplomáticas y de seguridad

El vínculo entre Colombia y la OTAN data oficialmente de 2017, cuando el país fue reconocido como socio global de la organización. Pero la cooperación comenzó en 2013, con acuerdos orientados al intercambio de información sobre seguridad, crimen organizado, narcotráfico y misiones humanitarias. La alianza ha permitido a Colombia fortalecer su sector defensa, modernizar capacidades y aumentar la transparencia institucional. Todo esto, ahora en entredicho por una decisión unilateral del presidente que no ha sido discutida con el Congreso ni con la ciudadanía.

La ruptura anunciada por Petro no solo debilita el prestigio internacional de Colombia, sino que también supone un retroceso estratégico en la lucha contra el crimen transnacional, el terrorismo y el narcotráfico. Al rechazar el respaldo de la OTAN, Petro aísla al país del sistema de defensa colectiva más importante de Occidente, en momentos donde la seguridad internacional enfrenta desafíos crecientes.

En su discurso, Petro también atacó nuevamente a las multinacionales Glencore y Drummond, acusándolas de exportar carbón hacia Israel y de ser “cómplices” de una supuesta maquinaria de guerra. Según el presidente, estas empresas estarían enviando el 60% del carbón que abastece al Estado israelí, a pesar de que en 2024 se firmó un decreto que prohibía tales exportaciones.

Lo que Petro omite —o elige no asumir— es que su gobierno no ha hecho cumplir ese decreto, dejando en evidencia una gestión incoherente y sin control. La contradicción es aún más grave si se tiene en cuenta que estas exportaciones son legales, y que el comercio con Israel representa ingresos fiscales y empleos para cientos de familias en el norte de Colombia.

Petro ha demostrado una obsesión creciente con el conflicto en Gaza, hasta el punto de ubicarlo por encima de las urgencias nacionales. Condena a Israel en cada escenario posible, se refiere al conflicto como “genocidio”, y repite las cifras del Ministerio de Salud de Gaza —una entidad administrada por Hamás— sin contrastarlas ni equilibrarlas con el drama de los rehenes o los ataques terroristas que iniciaron la guerra.

En contraste, guarda silencio frente a las afectaciones económicas que sus políticas energéticas están provocando en regiones como La Guajira o el Cesar. Su discurso ambientalista radical va acompañado de un vacío total de soluciones concretas para sustituir los ingresos que hoy generan los combustibles fósiles. No hay plan de empleo alternativo, ni inversión suficiente en energías limpias. Solo hay discurso.

Con su ataque a la OTAN, sus constantes afrentas contra Israel y su discurso contra empresas que sostienen la economía nacional, Gustavo Petro está empujando a Colombia hacia el aislamiento internacional, debilitando sus alianzas estratégicas, y saboteando los esfuerzos de décadas por posicionar al país como un actor serio y cooperante en el escenario global.

Fuentes: Infobae, El Tiempo, Info Presidencia