La tarde del lunes 11 de agosto quedó marcada por la tragedia en el barrio Villa Paula, a tan solo tres cuadras del parque principal de Itagüí. Juan Esteban, un joven que paseaba con su mascota, fue brutalmente atacado por un habitante de calle, quien luego huyó del lugar. Pese a la rápida atención de la Cruz Roja, la víctima no sobrevivió a las heridas.
Según testigos, el ataque se habría producido porque el joven no le entregó una moneda al agresor, aunque esta versión aún es materia de investigación. Lo que sí es un hecho es que el hombre, conocido en la zona por su conducta violenta, logró escapar del municipio y solo fue capturado horas después en Envigado, gracias a la alerta de ciudadanos.
Vecinos denuncian negligencia reiterada
Habitantes de sectores como Santa María, Simón Bolívar, San Fernando y Viviendas del Sur aseguran que desde hace meses advirtieron a la Alcaldía de Itagüí y a las autoridades policiales sobre el peligro que representaba este individuo. Relatan que el hombre solía golpear transeúntes sin motivo o cuando se negaban a darle comida o dinero.
“Cientos de veces lo reportamos, enviamos fotos, videos y mensajes a los grupos de WhatsApp con la Policía y la Alcaldía. Siempre nos decían que lo iban a retirar, pero nunca hicieron nada de fondo. Hoy, por no escucharnos, hay un joven muerto”, señaló un comerciante del centro.
El discurso de seguridad en entredicho
El hecho deja en evidencia una contradicción entre el discurso del alcalde Diego Torres —quien insiste en que Itagüí es el municipio más seguro del Valle de Aburrá— y la realidad que viven sus habitantes. Para la comunidad, esta tragedia es consecuencia directa de la falta de atención a las alertas ciudadanas.
A ello se suma la preocupación por el estado de las cámaras de seguridad. Según denuncias, muchas no funcionan o no permiten un seguimiento eficaz de los delincuentes. “¿Para qué tanta publicidad con las cámaras si, cuando de verdad se necesitan, no sirven?”, cuestionó un líder juvenil.
Carta de los jóvenes: advertencia ignorada
Representantes de la juventud de Itagüí enviaron un documento a la administración municipal exigiendo acciones concretas. En la carta, afirman que las advertencias sobre este habitante de calle se hicieron en múltiples ocasiones y que el caso de Juan Esteban es un ejemplo doloroso de lo que ocurre cuando las autoridades ignoran a la comunidad.
“Juan Esteban solo quería pasear a su perro. Su madre tenía la certeza de que regresaría a casa… pero no fue así”, reza uno de los apartados del texto.
Para los jóvenes firmantes, el asesinato es una consecuencia directa de la inacción institucional: “No es un hecho aislado, es el resultado de una cadena de omisiones. Se pudo prevenir, pero no hubo voluntad”.
Un problema que pudo evitarse
La captura del agresor en Envigado no es vista por la comunidad como un logro policial, sino como una muestra más de las deficiencias de seguridad en Itagüí. Sin la colaboración ciudadana, aseguran, el hombre seguiría libre y representando un peligro para más personas.
La pregunta que hoy se hacen los itagüiseños es clara: ¿de qué sirve el discurso de seguridad y la millonaria inversión en tecnología si la administración no escucha las alertas y no actúa a tiempo?