Colombia despide este miércoles al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe con un funeral de Estado que reúne a líderes políticos, representantes diplomáticos y cientos de ciudadanos. La ceremonia, que se realiza al mediodía, incluye una eucaristía en su honor y está marcada por gestos de solidaridad y mensajes de profundo dolor.
El presidente Gustavo Petro no asiste a las exequias; en su lugar participa la vicepresidenta Francia Márquez. Desde Estados Unidos llegan el senador Marco Rubio y el subsecretario de Estado Christopher Landau, segundo al mando del secretario Rubio, quienes representan al Gobierno norteamericano en el acto solemne.
Su esposa Maria Claudia Tarazona, esposa de Miguel Uribe, pronuncio en redes un mensaje que conmueve al país:
“Hoy siento que mi alma se desgarra en mil pedazos. Hoy llevo a mis hijas amadas y a mi niño preciado, Alejandro, a enterrar a su papá. Espíritu Santo, ven. Dios, agárrame fuerte. Colombianos, por favor, hoy oren por mis hijos y por mí”.
Las palabras de Tarazona muestran el profundo impacto humano de un hecho que estremece a Colombia y que genera pronunciamientos desde diversos sectores políticos y sociales.
Más de 7.000 personas —entre ciudadanos, dirigentes gremiales, líderes políticos y representantes del sector económico— ingresaron al Congreso para darle el último adiós al senador Miguel Uribe Turbay, fallecido a los 39 años tras 64 días de lucha por su vida, luego del atentado que sufrió el 7 de junio en Fontibón, Bogotá.
39 años tras permanecer 64 días en estado grave por un atentado que sufrió el 7 de junio de 2025 cuando se encontraba dando un discurso en la localidad de Fontibón, en Bogotá.
El recinto, colmado de flores blancas, acogió gestos de dolor y respeto. Pañuelos ondeaban en alto, las miradas se perdían hacia el cielo, y el eco de la canción Fuerza Miguel, interpretada por Andrea Botero, envolvió el homenaje.
En medio del dolor, el Congreso y el pueblo colombiano despiden a un hombre que, más allá de la política, deja el recuerdo de una vida marcada por el compromiso con el país y la defensa de la democracia.
El funeral, cargado de simbolismo y solemnidad, cierra con honores póstumos y un llamado implícito a la unidad nacional frente a la violencia que sigue golpeando al país.