Las encuestas amañadas fracasan en Bolivia y Rodrigo Paz pasa a segunda vuelta

Las elecciones presidenciales de este domingo en Bolivia dejaron al descubierto el derrumbe de una táctica que la izquierda aplicó durante años: manipular encuestas para debilitar a sus rivales. Contra todo pronóstico, Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se alzó con la victoria en primera vuelta con un 32,1 % de los votos, superando a Jorge “Tuto” Quiroga (27 %) y asegurando una inédita segunda vuelta.

Durante dos décadas, el Movimiento al Socialismo (MAS) y sus aliados recurrieron a la misma fórmula: colocar a sus contrincantes más competitivos en los últimos lugares de las encuestas, presentarlos como “candidatos sin opciones” y desanimar a la ciudadanía para que no los respaldara. De esa manera, lograban perpetuarse en el poder.

Ese guion volvió a usarse en esta campaña. Una semana antes de los comicios, los sondeos situaban a Paz en el quinto lugar, mientras que proyectaban un empate técnico entre Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga. Sin embargo, las urnas desmintieron a las encuestadoras y al oficialismo y el candidato relegado como “inviable” terminó primero.

La victoria de Paz refleja una fractura en el electorado boliviano. Sectores populares que por años respaldaron al MAS dieron un giro decisivo, apostando por un liderazgo que promete renovación moral y ruptura con la política tradicional. Se trata de un cambio profundo en la manera de votar y de un castigo directo al desgaste del proyecto hegemónico de izquierda.

Con escasos recursos y sin maquinaria partidista, Paz encontró en las redes sociales, en especial TikTok, el vehículo para llegar a los votantes sin filtros ni estructuras. Allí transmitió un mensaje directo que conectó con jóvenes y con ciudadanos cansados de promesas incumplidas.

El resultado marca un punto de inflexión en la política boliviana: la manipulación de la izquierda, basada en encuestas amañadas y narrativas de resignación, fue derrotada por un candidato que supo leer el hartazgo ciudadano y canalizarlo en votos.