El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aprobó por primera vez el uso de misiles de largo alcance suministrados a Ucrania, permitiendo su empleo para ataques dentro del territorio ruso. La medida representa un giro significativo en la política estadounidense y aumenta la preocupación global por una escalada del conflicto.
La decisión de Biden llega en un momento crítico, mientras su mandato se acerca a su fin y el expresidente Donald Trump, ha prometido reducir el apoyo militar a Ucrania y buscar un fin negociado a la guerra al regresar al poder.
El uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania marca una nueva etapa en el conflicto, ampliando las capacidades ofensivas de Kiev contra objetivos estratégicos dentro de Rusia. La medida ha sido interpretada como una respuesta a la creciente cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte.
Corea del Norte anunció recientemente el envío de miles de tropas a Rusia para apoyar su invasión de Ucrania. Este movimiento ha sido condenado por la comunidad internacional y parece haber influido en la decisión de Biden de intensificar el respaldo a Ucrania.
Los expertos advierten que la autorización de estos misiles podría provocar una respuesta agresiva de Rusia y agravar la inestabilidad en la región. Moscú ya ha calificado el suministro de armas de largo alcance como una “provocación directa” y ha prometido tomar represalias.
La decisión de Biden también plantea interrogantes sobre el impacto que tendrá en la política interna de Estados Unidos, especialmente con las elecciones presidenciales a la vista. Trump ha criticado en repetidas ocasiones el apoyo militar a Ucrania, calificándolo como un gasto innecesario y prometiendo redirigir los recursos hacia prioridades internas.
“Este conflicto debería haber terminado hace mucho tiempo. En mi próximo mandato, traeré la paz y pondré fin a esta guerra”, afirmó Trump durante un mitin en su campaña presidencial.
Con la entrada de Corea del Norte en el escenario y el uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania, la guerra en Europa del Este se encuentra en un punto de inflexión. Las implicaciones geopolíticas podrían extenderse más allá de las fronteras de Ucrania y Rusia, involucrando a potencias globales y aumentando el riesgo de una confrontación más amplia.
Biden, por su parte, ha defendido su decisión como una medida necesaria para garantizar la resistencia de Ucrania frente a la agresión rusa. “Apoyar a Ucrania no solo es un imperativo moral, sino también estratégico para la estabilidad global”, declaró.
Mientras tanto, el mundo observa con preocupación los próximos movimientos en esta creciente escalada militar.