El abogado y precandidato presidencial Abelardo de la Espriella volvió a generar controversia tras presentar una serie de propuestas para reformar el sistema educativo colombiano. Durante un evento público, el aspirante planteó la necesidad de “sacar a Fecode” del ámbito de la enseñanza e “incorporar nuevamente a Dios en las aulas”, afirmando que el país necesita una educación con valores, vocación y productividad.
“Hay que sacar a Fecode y volver a meter a Dios en las clases, en los salones de nuestros niños”, expresó De la Espriella, quien fue recibido con aplausos por parte del público asistente. Su planteamiento se enmarca en una visión educativa que, según él, debe priorizar la formación moral y la orientación vocacional desde edades tempranas.
El precandidato, identificado con la derecha política y crítico del gobierno de Gustavo Petro, subrayó que Colombia necesita una educación menos ideologizada y más enfocada en el desarrollo productivo y profesional de los jóvenes. “Tenemos que recuperar el Icetex e implementar un modelo educativo que sea vocacional, para que los muchachos sepan qué quieren, no pierdan tiempo, el Estado no pierda recursos y las familias no se frustren. Hay que formar personas que puedan insertarse en el mercado laboral”, enfatizó.
De la Espriella también lanzó una crítica directa al enfoque académico actual, argumentando que el país produce demasiados profesionales sin oportunidades reales de empleo. “No quiero gente con cartones que no produzca. Quiero gente que se eduque para producir”, sentenció.
La propuesta de incluir la enseñanza religiosa en las aulas llamó la atención debido al pasado del propio De la Espriella, quien años atrás se declaraba abiertamente ateo. En una entrevista concedida en 2020 al programa Confesiones de Claro Colombia, el abogado afirmó: “Yo no puedo jurar por Dios porque soy ateo”.
Cinco años después, su postura cambió radicalmente. En diálogo con Radio 1, explicó que su acercamiento a la fe surgió tras la muerte de una tía muy cercana. “Cuando ella fallece, sentí un dolor profundo que nunca había experimentado. En la eucaristía por su partida sentí una paz especial, y entendí que la única manera de mantenerme conectado con ella era a través de Dios”, relató.
Aunque sus detractores lo acusan de utilizar la religión con fines políticos, De la Espriella sostiene que su cambio fue auténtico y personal. Ahora, asegura que la fe debe ocupar un papel central en la formación de los niños y jóvenes, como herramienta para fortalecer los valores y reconstruir el tejido social.