La Fiscalía General de la Nación informó este jueves que Nicolás Petro Burgos, hijo mayor del presidente y exdiputado en el Atlántico, aseguró haber recibido dinero para la campaña de su padre de personajes señalados por narcotráfico y contrabando.
Y que no solo recibió el dinero en efectivo, sino que lo usó para su propio enriquecimiento y para una campaña que, supuestamente, superó los topes de financiamiento permitidos por la ley electoral.
Petro Burgos, arrestado desde el sábado, decidió colaborar con la Fiscalía —que es dirigida por un opositor al presidente— a cambio de que le otorguen prisión domiciliaria.
Al final de la tarde, Gustavo Petro reaccionó con un discurso desde una asamblea campesina: negó haber dado órdenes de cometer delitos, comparó el caso con los arrestos y torturas que sufrió cuando era guerrillero y lo atribuyó a la «persecución» que el «gobierno del cambio» sufre de poderes tradicionales.
«Este gobierno se acaba por el mandato popular, por nadie más; no hay nadie que pueda terminar con este gobierno que no sea el pueblo mismo, y el mismo pueblo dio una orden por mayoría en las urnas: ¡nos vamos hasta el año 2026!», exclamó entre aplausos.
Petro llegó al poder con la promesa de un cambio en las viejas usanzas del poder. Fue un hábil y vehemente opositor a ese poder por 30 años. Ahora, desde la presidencia, es impugnado por un caso que parece contradecir toda su carrera política.