El exprecandidato presidencial Andrés Guerra Hoyos reveló los detalles de una tensa y decisiva reunión interna del Centro Democrático que, según él, terminó por fracturar la confianza entre los aspirantes del partido y el precandidato Miguel Uribe Londoño. En entrevista con SEMANA, Guerra aseguró que la crisis interna alcanzó tal nivel que hizo inviable la encuesta del 28 de noviembre y lo llevó a renunciar a su precandidatura.
Guerra afirmó que la gota que colmó el vaso fue la presunta intervención de un miembro del equipo de Uribe Londoño ante la encuestadora Atlas Intel, la firma escogida por el Centro Democrático para definir al candidato único.
Según el exprecandidato, esta maniobra fue considerada un intento de influenciar indebidamente el proceso: “Quisieron influenciar a una empresa en el exterior para tratar de tener una relación comercial o de negocios. En el sentido común eso no es ético ni moral”, dijo.
Una reunión tensa que alteró todo el proceso
Guerra relató que la situación se destapó en una reunión virtual hacia las diez de la noche, cuando el director del partido, Gabriel Jaime Vallejo, les informó a los precandidatos que Atlas Intel había alertado sobre un acercamiento irregular desde el equipo de Uribe Londoño.
La noticia —afirma Guerra— generó molestia y desconcierto:
“Fue una sorpresa para todos. Atlas se declaró impedida. Eso afectó mucho la escogencia del candidato y llevó a la suspensión del proceso”.
Al ser confrontado durante la reunión, Miguel Uribe Londoño no aceptó la responsabilidad directa, alegando que quizá algún asesor actuó sin su autorización. Pero Guerra no le creyó:
“Me costaba creer que un hombre de 73 años no supiera. Para mí fue muy difícil de entender”.
La tensión escaló. Varios precandidatos elevaron la voz, entre ellos la senadora María Fernanda Cabal, quien calificó lo ocurrido como “inaceptable”. Paloma Valencia también expresó sorpresa y preocupación por el impacto que esto tendría en el proceso interno.
A lo largo de la entrevista, Guerra insistió en que la crisis no es menor y que el ambiente interno está roto.
Con contundencia, afirmó: “Indudablemente hay una distancia. Hoy no hay confianza. La actuación de los asesores de Miguel Uribe Londoño ha generado una molestia permanente”.
El exprecandidato sostiene que el equipo de Uribe Londoño habría intentado tener un nivel de influencia mayor al permitido e, incluso, vetar a la firma internacional cuando se dieron cuenta de que no tendrían control sobre la metodología.
“Querían saber más que la encuestadora misma”, señaló.
Uribe y Vallejo, en papel de contención
Guerra reconoció la prudencia del expresidente Álvaro Uribe Vélez y del director del partido, quienes —según él— han intentado mantener la calma y salvar el mecanismo de selección interna.
Sin embargo, advirtió que la situación exige la intervención de “terceras personas” para recomponer el ambiente: “De otra manera, será muy difícil tomar una decisión correcta”.
Aunque Guerra asegura que el partido debe apoyar al ganador del proceso sea quien sea, admite que hoy sería extremadamente difícil respaldar a Uribe Londoño: “Nada fácil. Hoy la confianza está agotada, pero también se recupera”.
Agregó que le preocupa la conducta interna del precandidato y la influencia desproporcionada de sus asesores.
Guerra también dejó entrever un mal sabor personal: “No entendí cuando Miguel Uribe Londoño entregó las banderas de su hijo al presidente Uribe y luego volvió a reclamarlas. Lo que uno entrega, no lo vuelve a reclamar”.