Bienestar en el plato: la carne roja y su aporte difícil de reemplazar

El debate sobre el papel de la carne roja en la alimentación vuelve a estar sobre la mesa. Para Augusto Beltrán Segrera, secretario técnico del Fondo de Estabilización de Precios de Fedegán, este alimento sigue siendo clave en una dieta balanceada gracias a los nutrientes que aporta y que son difíciles de reemplazar en dietas 100 % vegetales.

Según explicó, la carne roja contiene proteínas de alto valor biológico, hierro hemo, zinc, selenio y vitaminas del complejo B, todos fundamentales para procesos vitales como la formación de glóbulos rojos, el desarrollo neuromuscular y la fortaleza del sistema inmunológico. Por eso, advierte que excluirla totalmente, sin acompañamiento médico o nutricional, puede llevar a deficiencias, sobre todo en niños, adolescentes y adultos mayores.

Beltrán fue enfático en diferenciar entre la carne fresca y la procesada. Recordó que mientras las segundas han sido asociadas en estudios con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer colorrectal, la carne fresca, consumida con moderación, no representa ese mismo nivel de amenaza. “El problema no está en el alimento en sí, sino en la falta de balance y en los malos hábitos”, señaló.

La recomendación, entonces, es ajustar las porciones al estilo de vida, edad y estado de salud de cada persona, y siempre acompañarlas con frutas, verduras, legumbres y cereales. De esa manera se potencia lo bueno de la carne roja y se reducen riesgos.

La postura de Beltrán busca aportar al debate desde la evidencia científica: más que satanizarla, se trata de entender que la carne roja, en su justa medida, no solo forma parte de la tradición culinaria colombiana, sino que también sigue siendo una fuente poderosa de nutrientes para el organismo.