Cabal acusa al Gobierno de favorecer la impunidad del narcotráfico

La detención de Giovanni Andrés Rojas, alias “Araña”, ha desatado una tormenta política en Colombia. Mientras el Gobierno de Gustavo Petro intenta justificar su estrategia de paz, la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal lanzó fuertes críticas contra lo que considera una maniobra para proteger criminales y debilitar la justicia.

Alias “Araña”, un alto cabecilla de los Comandos de la Frontera con más de 1.000 hombres bajo su mando en Putumayo, Caquetá y Amazonas, cuenta con una circular roja de Interpol y es requerido por las autoridades del Distrito Sur de California. Sin embargo, el alto comisionado de paz, Otty Patiño, intentó frenar su captura, argumentando que su detención afectaría los diálogos con el Estado. Esta acción ha generado un fuerte rechazo en sectores de la oposición, que la interpretan como una evidencia más del fracaso de las negociaciones con grupos ilegales.

Desde sus redes sociales, Cabal no se contuvo: “Los terroristas y narcotraficantes no deben estar sentados negociando nada y menos hablando de paz mientras siguen delinquiendo. ¿A qué horas volvieron delito político el narcotráfico?”. Sus palabras refuerzan la crítica de que la llamada “paz total” solo ha servido para fortalecer a los grupos armados y otorgarles impunidad.

La legisladora también denunció que el Gobierno busca suspender las circulares rojas de Interpol para ciertos miembros de grupos ilegales en negociación. “Las circulares rojas no se suspenden como lo pretende el gobierno Petro”, enfatizó. Para Cabal, este tipo de decisiones evidencian la prioridad del Ejecutivo de mantener un diálogo con los criminales por encima de garantizar justicia a las víctimas.

El caso de alias “Araña” marca un punto de quiebre en el debate sobre la seguridad en el país. Mientras el Gobierno insiste en la negociación como vía para la paz, la oposición sostiene que sin justicia no puede haber un verdadero proceso de reconciliación. La captura de este poderoso narcotraficante y la reacción oficial han avivado un pulso entre el Gobierno y sus detractores, dejando en evidencia las fisuras de una estrategia que cada vez suma más críticas.