La tensión comercial entre las dos economías más poderosas del mundo sigue subiendo de tono. Este martes, China anunció un fuerte incremento en los aranceles que aplica a productos estadounidenses, llevándolos del 34% al 84%. La decisión fue una respuesta directa a los nuevos impuestos que el expresidente Donald Trump impuso a más de 60 países, incluido el gigante asiático.
El Ministerio de Finanzas de China fue claro: a partir de este jueves, los productos estadounidenses enfrentarán un arancel mucho más alto. Esto ocurre justo después de que EE. UU. oficializara un arancel adicional del 50% sobre las importaciones chinas, lo que eleva la carga total a un 104%.
“La medida busca proteger los intereses económicos de China y responder de manera proporcional a las acciones unilaterales de Estados Unidos”, indicó el gobierno liderado por Xi Jinping en un comunicado.
Y no es poca cosa. Esta nueva escalada llega en una semana especialmente volátil para los mercados: por segunda vez, las bolsas de todo el mundo registraron caídas significativas, reflejo del temor de una guerra comercial prolongada que frene el comercio global.
Trump, por su parte, aseguró que los aranceles impuestos el 2 de abril son “recíprocos y justificados”, no solo contra China, sino también contra otros socios comerciales como la Unión Europea, Vietnam (46%), Taiwán (32%) e India (27%).
Con estos nuevos aranceles cruzados, muchas empresas se verán obligadas a repensar sus cadenas de suministro, y los consumidores podrían empezar a notar el efecto en los precios.
¿Hasta dónde escalará esta disputa? Por ahora, la guerra comercial entre China y EE. UU. vuelve a estar en primera línea, y el mundo entero observa con cautela.