Colombia vivió una de sus jornadas más violentas en lo que va del año, con una serie de al menos 18 ataques armados y explosivos en menos de 24 horas, la mayoría en el suroccidente del país. Las acciones terroristas —que incluyeron motobombas, carros bomba, drones con explosivos, hostigamientos y emboscadas— han dejado un saldo preliminar de dos policías muertos, varios uniformados heridos y múltiples civiles afectados.
En Cali activaron tres artefactos explosivos en Meléndez, Manuela Beltrán y Los Mangos que dejan 42 personas atendidas, dos personas muertas y el alcalde Alejandro Eder declaró la alerta amarilla para atender la situación y en 18 instituciones educativas se suspendieron clases preventivamente.
“Estos ataques no son hechos aislados. Son acciones cobardes de estructuras criminales que operan libremente desde el norte del Cauca y el Valle. Como lo he dicho una y otra vez: Cali no puede enfrentar sola esta amenaza. La seguridad es responsabilidad del Estado colombiano. Es hora de que el Gobierno Nacional actúe con toda su fuerza” aseguró el mandatario quien a su vez ofreció una recompensa de $300 millones por información que conduzca a la captura de los responsables
En medio del caos, la senadora y aspirante presidencial María Fernanda Cabal (Centro Democrático) lanzó duras críticas contra el gobierno del presidente Gustavo Petro, al que acusó de “complicidad por omisión” y de haber entregado el país “al terrorismo”, al tiempo que exigió su renuncia. “¿Petro, es que le terminó de entregar el país a los terroristas? Si le quedó grande defender a los colombianos, renuncie”, escribió Cabal en su cuenta de X.
Los departamentos del Cauca y Valle del Cauca fueron epicentro de los ataques, con atentados registrados en municipios como Caloto, Corinto, Buenos Aires, Toribío, Miranda, El Bordo, Morales, Jamundí, Palmira, Villarrica y Cali. Las agresiones afectaron directamente a estaciones de Policía, vías principales y zonas urbanas densamente pobladas. Entre los hechos más graves se destacan:
- Carros bomba en El Bordo (Patía) y el parque principal de Corinto, Cauca.
- Explosiones múltiples en Cali, incluyendo una motobomba en la estación de Policía Meléndez y ataques contra los CAI de Manuela Beltrán y el barrio Los Mangos.
- Ataque en Villarrica con carro bomba: un policía muerto y dos más heridos.
- Emboscadas y hostigamientos armados en Buenos Aires, Caloto, Miranda y Morales.
- Falsos explosivos y ataques con AEI en vías clave como la recta Cali–Palmira.
¿Petro es que le terminaron de entregar el país a los terroristas? Si le quedó grande defender a los colombianos renuncie.
— María Fernanda Cabal (@MariaFdaCabal) June 10, 2025
Estos hechos solo hoy en Cauca y Valle: Jamundi-Valle del Cauca, cilindros vía Palmira-Valle del Cauca, hostigamiento Corintio-Cauca (policía asesinado),… pic.twitter.com/XIB2v1snst
Para la senadora Cabal, esta nueva escalada evidencia el fracaso del programa de “Paz Total” impulsado por el gobierno Petro, que busca diálogos con diversos grupos armados. En sus palabras, esta política “ha sido un salvavidas para el terrorismo”, permitiendo que estructuras ilegales se reorganicen, se armen y operen con mayor libertad. “Estos hechos reafirman que la paz no se negocia, se impone”, señaló, tras enumerar cada uno de los atentados ocurridos desde la madrugada del martes.
Además, Cabal llamó la atención sobre una inquietante coincidencia: el exembajador Armando Benedetti habría anticipado públicamente una jornada violenta en Colombia, un día antes de los ataques. La senadora cuestionó la aparente falta de reacción del gobierno ante esa advertencia. “Van 18 ataques terroristas desde la madrugada y no se ve la respuesta del gobierno”, denunció Cabal, pidiendo explicaciones sobre qué sabía Benedetti y por qué no se actuó preventivamente.
Mientras los colombianos intentan asimilar la magnitud de la ofensiva terrorista, el presidente Gustavo Petro no se ha pronunciado directamente sobre los hechos. En redes sociales, ha centrado sus intervenciones en temas internacionales y ambientales, lo que ha sido percibido por diversos sectores como una desconexión preocupante.