Un alarmante nivel de contaminación está afectando los balnearios más visitados de Santa Marta, superando hasta 50 veces los límites permitidos por la legislación nacional e internacional, según un reportaje publicado por el periódico regional Opinión Caribe.
De acuerdo con la investigación, el problema radica principalmente en la presencia de coliformes fecales en las aguas recreativas y playas, un fenómeno documentado desde hace más de 40 años y sistematizado por el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) en 2001. La expansión urbana sin planificación adecuada, sumada al crecimiento del turismo, ha exacerbado esta crisis.
“El alto desarrollo turístico y económico de esta zona ha aumentado las descargas de aguas residuales, en algunos casos sin tratamiento, lo que ha deteriorado significativamente la calidad de las aguas costeras”, señala el artículo.
Las deficiencias en el sistema de alcantarillado agravan la situación, afectando destinos icónicos como Playa Blanca y Bello Horizonte, que incumplen con los estándares de calidad para aguas de contacto primario.
Además, el manejo inadecuado de las aguas residuales plantea un riesgo crítico para la salud pública, particularmente en una ciudad que cada año recibe miles de turistas nacionales e internacionales.
Mientras tanto, las autoridades responsables de la gestión medioambiental parecen eludir su responsabilidad. El reportaje advierte que, aunque la crisis ha sido evidente durante años, no se han tomado medidas efectivas para frenar el impacto de la contaminación.
“Se recomienda a las autoridades realizar una revisión exhaustiva de las fuentes de contaminación en las playas, ya que estos resultados reflejan un manejo deficiente de los residuos que afecta directamente a los usuarios y al ecosistema costero”, concluye el informe.
Santa Marta, conocida por sus playas paradisíacas, enfrenta un desafío monumental: preservar su belleza natural y garantizar la seguridad de sus visitantes frente a esta creciente amenaza ambiental.