Más de 800 armas incautadas por la Policía en operativos en el Valle de Aburrá dejaron de ser símbolos de violencia para convertirse en arte. Gracias al trabajo conjunto de la Institución Universitaria Pascual Bravo, la Policía Metropolitana, la Secretaría de Seguridad y Convivencia y la Red de Músicas de Medellín, nació la escultura sonora “Fierro en clave de paz”, una obra que resignifica el acero que alguna vez generó miedo, y lo convierte en música, reconciliación y esperanza.
La pieza fue elaborada con 800 armas traumáticas y de fogueo, 744 proveedores y 4.533 cartuchos fundidos en los laboratorios de Pascual Bravo. Profesores, estudiantes y músicos participaron en su creación, que dio vida a tres instrumentos: un bombosil (tambor), un trombal (trompeta) y un pistonante (percusión). La escultura mide 190 centímetros de altura, tiene 120 x 120 centímetros de profundidad y un peso cercano a los 300 kilos.
“Desde la Alcaldía de Medellín nos honra presentar esta obra, resultado de un proceso de resignificación sin precedentes en nuestra ciudad. Ese material, que alguna vez significó miedo, se ha convertido en una escultura sonora que simboliza reconciliación, convivencia y la fuerza del arte como el camino hacia la paz”, afirmó el secretario de Seguridad y Convivencia, Manuel Villa Mejía.
El rector de Pascual Bravo, Juan Pablo Arboleda Gaviria, destacó el sentido del proyecto: “Vimos una bonita oportunidad para que, producto de la fundición, pudiéramos generar un elemento artístico por medio del cual enviar un mensaje de esperanza, paz y unión, convirtiendo lo que en algún momento fue violencia en vida”.
La escultura combina arte, ingeniería y diseño, y estará acompañada por una obra musical inédita que refleja la transformación social de Medellín. Su destino será la Ciudadela para la Cuarta Revolución y Transformación del Aprendizaje (C4TA), espacio que hoy simboliza resiliencia, pues allí funcionó en el pasado la cárcel de mujeres El Buen Pastor