El 20 de agosto fue un día cargado de tensión para los colombianos, debido a rumores sobre un posible incremento en el impuesto 4×1000. Esta medida, que grava con $4 por cada $1.000 de movimientos financieros, se habría convertido en un 5×1000 según versiones difundidas en redes sociales y algunos medios de comunicación. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, desmintió rápidamente esta posibilidad, calificándola como «simple especulación».
“Aún no existe documento inicial del plan de financiamiento. Todo lo que hay es una simple especulación. Lo que sí debo aclarar es que en ningún momento allí se va a tocar el 4×1000 y no se va a transformar de ninguna manera a 5×1000. Eso es simple especulación” afirmo Bonilla
A pesar de las declaraciones del ministro, la incertidumbre sobre el futuro de este impuesto persiste, especialmente cuando en la misma jornada, tres congresistas de diferentes partidos presentaron un proyecto de ley para eliminar gradualmente este gravamen. Los representantes Christian Garcés (Centro Democrático), Katherine Miranda (Alianza Verde) y Armando Zabarain (Conservador), son los autores de la iniciativa que propone una reducción progresiva del 4×1000, comenzando en 2026 hasta su completa eliminación en 2033.
El proyecto argumenta que el Gravamen a los Movimientos Financieros (GMF) genera distorsiones en los costos bancarios y frena la bancarización, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (Mipymes). Además, los congresistas subrayan que este impuesto, concebido inicialmente como temporal, se ha convertido en un lastre permanente que afecta la competitividad del país.
“La reducción anual de 0,5×1000 implicaría una disminución de $1,75 billones en los ingresos del Estado cada año, aunque estos recursos podrían recuperarse parcialmente a través de la reinversión empresarial”, se lee en el texto del proyecto.
La propuesta de subir el 4×1000 a 5×1000, que según el ministro no está sobre la mesa, salió a relucir nuevamente en Caracol Radio, donde Bonilla admitió que la idea sí surgió desde su ministerio. Este reconocimiento ha reavivado las preocupaciones sobre la posible implementación de medidas que, aunque negadas públicamente, parecen estar siendo consideradas entre bambalinas.
En un contexto donde la confianza en las autoridades fiscales es frágil, cualquier señal de aumento de impuestos, aunque desmentida, contribuye a la desconfianza y al rechazo popular. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si estas preocupaciones son infundadas o si realmente el bolsillo de los colombianos está en la mira del Gobierno.