Estados Unidos retiró a Colombia de la lista de países que cumplen con sus compromisos en la lucha contra el narcotráfico, en una decisión que marca un fuerte golpe político y simbólico para el gobierno de Gustavo Petro.
El presidente Donald Trump determinó que Colombia “no ha conseguido cumplir sus obligaciones para el control de drogas”. Sin embargo, la Casa Blanca emitió una exención que permitirá mantener la cooperación bilateral, citando “intereses nacionales vitales” de Washington. Con ello, se evita que entren en vigor sanciones que habrían supuesto recortes significativos en la asistencia financiera y militar al país.
“Estados Unidos nos descertifica después de decenas de muertes de policías, soldados, gente del común, tratando de impedir que les llegue la cocaína”, reaccionó Petro durante un Consejo de Ministros, en medio de críticas a la política de sustitución forzada de cultivos que, según él, solo ha dejado violencia.
Aunque la exención impide que se apliquen de inmediato las restricciones automáticas a la asistencia militar, policial y de seguridad porque mantiene abierta la vía de cooperación, aún queda por definir si el flujo de ayuda estadounidense continuará en su totalidad. Lo que sí queda claro es el golpe simbólico: la relación entre Bogotá y Washington, durante décadas catalogada como una de las más estratégicas de Estados Unidos en América Latina, entra en un periodo de enfriamiento sin precedentes.
Además, el sello de país “descertificado” golpea la reputación internacional de Colombia y podría complicar el acceso a créditos, inversiones y acuerdos de cooperación con otros socios.
En Colombia, la descertificación era considerada un hecho prácticamente inevitable desde hace semanas, pues los reportes mostraban un incremento de los cultivos ilícitos y tensiones crecientes con la Casa Blanca por el viraje hacia programas de sustitución voluntaria.