El clásico entre Deportivo Independiente Medellín y Atlético Nacional no solo dejó emociones deportivas, sino también un polémico incidente protagonizado por el entrenador del equipo verdolaga, Efraín Juárez. En un estadio Atanasio Girardot lleno de tensión, el partido culminó con la victoria 1-0 del DIM, pero fue Nacional quien se clasificó a la final de la Copa BetPlay gracias a un marcador global de 1-2.
Al finalizar el encuentro, Juárez hizo gestos hacia la hinchada del DIM, lo que desató la ira de los aficionados. Algunos invadieron el terreno de juego en un intento de confrontar al técnico, generando caos y un despliegue de seguridad para controlar la situación.
Durante la rueda de prensa posterior, el escándalo continuó cuando la Policía y representantes de la Personería de Medellín ingresaron al recinto para llevarse a Juárez, acusándolo de incitar a la violencia. El entrenador tuvo que rendir descargos y recibió un memorando por sus acciones.
En sus declaraciones, Juárez intentó justificarse: “Si los hinchas del DIM se sintieron molestos, no era para ellos. Estaba hablando con la gente del palco, con el presidente, con los directivos… Si es así, les pido disculpas, pero no era para ellos”.
Por su parte, Alejandro Restrepo, técnico del Medellín, lamentó los hechos y cuestionó el comportamiento de su colega. “Lo que pasó con el entrenador no va con los valores y principios de los antioqueños ni nos ayuda como sociedad. Hablar del partido sobra porque pudo haber pasado algo muy grave”, expresó.
En el plano deportivo, Nacional enfrentará al América de Cali en la final de la Copa BetPlay, un duelo que promete ser igual de intenso. Sin embargo, el incidente protagonizado por Juárez sigue generando repercusiones y críticas, dejando en el aire reflexiones sobre la necesidad de promover un fútbol en paz en Colombia.