En Colombia, las mujeres siguen trabajando más y ganando menos

La Corporación para el Desarrollo de la Seguridad Social (CODESS) lanzó una alerta sobre la persistente brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral colombiano. A pesar de que el país cuenta con leyes que garantizan la igualdad de remuneración, la realidad sigue mostrando una distancia profunda entre lo que se norma y lo que se cumple.

“La ley existe. Lo que falta es que se cumpla”, fue el llamado contundente de la entidad, al recordar que Colombia tiene un marco legal sólido —desde la Constitución del 91 hasta la reforma laboral de 2025— que respalda el principio de “igual salario por igual trabajo”.

Según cifras del DANE, la brecha salarial promedio en el país es del 6,3%, pero esa cifra se dispara en el sector informal, donde alcanza el 28%, frente al 5,2% en el sector formal. Es decir, la informalidad multiplica por seis la desigualdad salarial.

El problema va más allá del salario. Las mujeres enfrentan una menor participación laboral (23,6 puntos menos que los hombres) y una tasa de desempleo casi el doble. Además, dedican 17,6% de su tiempo a trabajos no remunerados, como el cuidado del hogar o de familiares, mientras los hombres destinan solo 5,2%.

Para Roberto Sierra, director de CODESS, la brecha salarial “no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de desigualdades estructurales que afectan el acceso, la permanencia y las condiciones de trabajo de las mujeres”.

La entidad también advirtió que la segregación laboral y la falta de reconocimiento del mérito educativo agravan el panorama. En el sector salud, por ejemplo, los posgrados de enfermería no se traducen en mejores salarios, pese a la alta responsabilidad que implican.

CODESS concluye que la solución pasa por políticas públicas con enfoque de género que trasciendan los decretos y leyes, y que ataquen las causas de fondo: la distribución desigual del trabajo de cuidado, la alta informalidad y la falta de oportunidades equitativas.

En Colombia, la igualdad salarial sigue siendo más un ideal que una realidad. Y mientras no se cumpla lo que ya está escrito en la ley, las mujeres seguirán trabajando más… y ganando menos.