Por: Eliana Úsuga
En Colombia, el derecho al debido proceso debería ser sagrado. Pero en la práctica, hay casos que muestran que, para ciertos personajes, la justicia no es un tribunal imparcial, sino un campo de batalla política. Ahí están dos ejemplos: Álvaro Uribe Vélez y Luis Alfredo Ramos.
En el caso de Uribe, un juez decidió justificar interceptaciones ilegales y validar pruebas obtenidas con un reloj espía. Las copias espejo del celular y computador de Juan Guillermo Monsalve, el “testigo estrella” fabricado por Iván Cepeda, tienen irregularidades técnicas graves confirmadas por peritajes. Pero eso no importó. La verdad se reemplazó por la conveniencia del gobierno actual. Y así, sin una sola prueba directa y con un testigo que se contradijo mil veces, lo condenaron a 12 años de prisión.
La historia de Luis Alfredo Ramos tampoco es muy distinta. Exgobernador de Antioquia, con aspiraciones presidenciales, terminó convertido en objetivo judicial justo cuando su nombre empezaba a sonar fuerte en la política nacional. Tras la extradición de los jefes paramilitares a Estados Unidos en 2008, desde las cárceles comenzaron a aparecer declaraciones hechas a la medida. Testimonios de criminales que, como por arte de magia, siempre coincidían en señalarlo.
Fue condenado 7 años y 11 meses de prisión basándose en relatos de personas al margen de la ley y en un proceso donde el debido proceso fue más un adorno que una garantía.
El camino de la izquierda ya estaba escrito: ensayaron con Ramos, funcionó, y ahora lo hicieron con Uribe. No fue una casualidad sino una estrategia. En Colombia, hemos llegado al punto en el que algunos jueces no administran justicia, administran narrativas. Y cuando eso pasa, la democracia se enferma. Porque ayer fue Luis Alfredo Ramos, hoy es Álvaro Uribe. Mañana, puede ser usted.
Por eso millones de ciudadanos el 7 de agosto salimos a marchar en rechazo a una justicia politizada y en defensa de la democracia, para decirle a los que quieren importar el modelo venezolano que aquí no va a pasar lo mismo.