Informe especial
Envigado, municipio del sur del Valle de Aburrá, se ha convertido en uno de los casos más singulares de gobernanza en Colombia. Durante más de cuarenta años, el poder local ha estado en manos de una misma corriente política: el Partido Liberal de Envigado, liderado históricamente por el exalcalde Héctor Londoño Restrepo. Esta continuidad, que en otros territorios se vería como una hegemonía cuestionable, aquí se presenta ha sido la clave del éxito. La razón, según el concejal Pablo Restrepo, es que los gobiernos no desmontan lo que hizo el anterior, sino que lo terminan y lo mejoran. Esa lógica ha permitido sostener proyectos de largo aliento y mostrar indicadores de desarrollo que hoy ubican a Envigado como el municipio con mejor calidad de vida del país.
El alcalde Raúl Cardona ha impulsado la renovación de espacios deportivos, el fortalecimiento de instituciones educativas y la entrega de apoyos a emprendedores y a la cultura, entre otros programas que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los envigadeños.
Uno de los pilares de este modelo ha sido la inversión social. Envigado fue el primer municipio de Colombia en entregar subsidios directos a personas mayores y en condición de discapacidad con recursos propios, mucho antes de que existieran los programas nacionales. Cerca de tres mil beneficiarios reciben trescientos mil pesos cada dos meses, una ayuda que se ha mantenido por más de quince años y que se financia exclusivamente con los impuestos locales. Esta política pionera convirtió al municipio en referente de programas sociales sostenibles y ha servido de inspiración para iniciativas posteriores del Gobierno Nacional.

La educación ha sido otro de los frentes más destacados. La Institución Universitaria de Envigado, creada hace treinta y cinco años por acuerdo del Concejo Municipal, se consolidó como la puerta de acceso a la educación superior para miles de jóvenes que de otra manera no habrían tenido la oportunidad de estudiar. Allí se han graduado profesionales que hoy ocupan cargos en la administración, el sector privado y la política, incluido el propio concejal Restrepo, quien asegura que su proyecto de vida fue posible gracias a esa universidad pública. En la última década se han construido cinco megacolegios y se han renovado múltiples instituciones educativas, lo que ha garantizado cobertura casi total y calidad en todos los niveles. Además, el nuevo bloque 14 de la universidad, orientado a posgrados, maestrías y extensión, amplía la oferta y confirma la apuesta por la formación avanzada. Envigado se destaca también en el ámbito académico: es el municipio con la mayor tasa de acceso a la educación superior y lidera a nivel nacional en el número de graduados en especializaciones y maestrías.

En el campo de la infraestructura, Envigado ha sabido aprovechar su ingreso al Área Metropolitana del Valle de Aburrá, un proceso que se dio hace apenas ocho años pero que transformó las posibilidades de gestión. Obras estratégicas como el intercambio vial de Ayurá, con una inversión de ciento cuarenta mil millones de pesos, y el nuevo Centro Administrativo Municipal, que supera los ciento cincuenta mil millones, fueron posibles gracias a la cofinanciación metropolitana, pues el presupuesto propio del municipio, aunque importante, no alcanzaría para proyectos de ese tamaño. En el horizonte cercano figuran nuevas apuestas, como el intercambio vial de Mayorca, valorado en sesenta mil millones de pesos, y el Parque La Heliodora, que se convertirá en el pulmón urbano más grande del área metropolitana con un enfoque ambiental y recreativo.
Aunque muchos imaginan a Envigado como uno de los municipios más ricos del departamento, lo cierto es que ocupa apenas el quinto lugar en presupuesto, detrás de Medellín, Rionegro, Itagüí y Bello. La diferencia, insisten sus dirigentes, está en la eficiencia y en la forma en que se ejecutan los recursos. Cada peso invertido tiene impacto social visible, lo que ha permitido que los indicadores del municipio estén por encima de territorios con mayor disponibilidad presupuestal.
El tema de la seguridad merece un capítulo aparte. A pesar de contar con apenas trescientos policías para una población de doscientos cincuenta mil habitantes en un territorio de ochenta kilómetros cuadrados, Envigado mantiene la tasa de homicidios más baja del Valle de Aburrá. En dos mil veinticuatro se registraron nueve asesinatos, todos resueltos por las autoridades; en lo corrido de dos mil veinticinco, la cifra es de cinco casos, también esclarecidos. En delitos de bajo impacto los resultados también son visibles: el hurto de celulares ha caído en un sesenta y tres por ciento, el robo de vehículos en un cuarenta y cinco y los robos a viviendas y comercios en un treinta y cuatro. Para lograrlo, el municipio ha implementado programas como Amigos de la Seguridad, que vincula a ex policías en labores de mediación y construcción de confianza comunitaria. Con apoyo de cámaras de seguridad y tecnología, se ha compensado la falta de pie de fuerza policial, un déficit que, según el concejal, refleja el abandono del Gobierno Nacional en materia de seguridad ciudadana.
Los retos, sin embargo, están lejos de desaparecer, ahora enfrenta dificultades propias de una ciudad en expansión. La convivencia, el manejo del espacio público y de las mascotas, la percepción de inseguridad y el crecimiento urbano acelerado son hoy las principales preocupaciones.
En el terreno político, Envigado también marca una diferencia frente al panorama nacional. El Concejo funciona en coalición con la administración municipal, pero los concejales aseguran que no es un “comité de aplausos”. Los debates se dan con respeto y las diferencias ideológicas se resuelven sin rupturas, bajo la idea de que el objetivo común es trabajar por Envigado y no por intereses partidistas. Ese estilo de gobernar ha evitado los escándalos que a menudo sacuden otros concejos municipales y ha reforzado la percepción de estabilidad política.

La experiencia de Envigado plantea un interrogante para el país: ¿es la continuidad política la fórmula para garantizar desarrollo sostenido? En un contexto nacional donde los proyectos suelen truncarse con cada cambio de administración, este municipio antioqueño demuestra que la estabilidad puede traducirse en mejores indicadores de educación, seguridad, servicios públicos e inversión social. No obstante, también despierta dudas sobre los riesgos de depender de una sola corriente política durante décadas.
Lo cierto es que Envigado se sostiene como un referente nacional. Su modelo, con todas sus particularidades, ha construido un territorio con altos estándares de calidad de vida y con un estilo político que pone al municipio por encima de la ideología.
Este municipio celebra 250 años y, en este marco, el alcalde Raúl Cardona impulsa el modelo de las 5E que guían a la Ciudad Señorial de Colombia: Equilibrio, para construir un municipio que mira hacia el futuro; Estabilidad, con programas que trascienden en el largo plazo; Educación, como base de la sociedad; Escucha, porque la participación ciudadana es la razón de ser de su gestión; y Estrategia, que marca la visión y el rumbo de cada programa.
En palabras de sus líderes, Envigado no se gobierna desde la derecha, la izquierda o el centro, sino desde una convicción que se resume en una frase: aquí se trabaja por Envigado.