El Gran Salón del Club El Nogal se convirtió este jueves en el epicentro de la esperanza rural. Bajo las luces de una noche cargada de propósito, la V Gran Cena Gourmet, organizada por Fundagán con el apoyo de Fedegán–FNG, reunió a empresarios, ganaderos, alcaldías, artistas y aliados que comparten un mismo sueño: transformar vidas en el campo colombiano.
A través del programa “Una Vaca por la Paz”, esta cadena de solidaridad ya ha cambiado el destino de más de 20.000 personas rurales en todo el país, entregando más de 5.000 vacas preñadas a familias campesinas que hoy ven en el ganado una fuente de sustento, reconciliación y dignidad.
Desde las 6:30 p.m., los invitados comenzaron a llegar al recinto, donde fueron recibidos por los anfitriones Rafael Poveda y Sulam Hatum, encargados de dar apertura a una noche que unió arte, gastronomía y compromiso social.
Tras entonar los himnos Nacional y de Fedegán, Carlos Luque, presidente de la Junta Directiva de Fundagán, abrió la velada con palabras que resonaron profundamente: “Mientras la brecha que separa al campo de la ciudad siga abierta, la paz será una promesa aplazada. Una Vaca por la Paz no es una obra de caridad, es un acto de justicia, una alianza de quienes tienen la posibilidad de dar. Es un movimiento de fe en el campo colombiano”.
La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal, fundadora de Fundagán y su primera presidente, rememoró los orígenes del programa: “Una Vaca por la Paz nació de una coincidencia. Abordé un avión y, hojeando una revista, vi una foto de vacas Holstein. Al leer el artículo descubrí una fundación en Estados Unidos que donaba vacas, y pensé: ‘Esta es la hora de tener una mano extendida’. Desde entonces, nuestro propósito ha sido uno solo: darle dignidad al campo colombiano”.
Cabal recordó que, desde 2007, más de 5.000 familias en 27 departamentos han recibido el apoyo de Fundagán. “Extender una mano de generosidad es darle al campesino pobre la posibilidad de que sus hijos se alimenten mejor. La paz no se firma con papel y tinta, se construye”, enfatizó.
El padre Diego Jaramillo, presidente de la Corporación Organización El Minuto de Dios, destacó el impacto espiritual y social del programa: “Hoy damos gracias por pensar solidariamente en Colombia. Muchas de nuestras familias ya esperan una vaca o un ternero de Fundagán. Este apoyo transforma vidas y siembra fe”.
El secretario general de Fedegán-FNG, Jaime Daza Almendrales, agradeció la participación de empresarios, chefs y colaboradores, y rindió homenaje al liderazgo del presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie, por su compromiso constante con la reconstrucción del campo colombiano.
A las 8:50 p.m., el chef vasco Koldo Miranda, galardonado con una estrella Michelin, presentó el menú de la noche, acompañado por el chef ejecutivo del Club El Nogal, Humberto Sánchez. Su propuesta culinaria, inspirada en los sabores del campo colombiano, fue un homenaje a quienes lo trabajan con amor y sacrificio.
Simultáneamente, se dio inicio a la “Vacatón”, una dinámica de recaudación dirigida por el reconocido martillo Ricardo Barreneche, que mantuvo el entusiasmo de los asistentes hasta pasadas las 11:00 p.m., con actualizaciones en tiempo real del “vacómetro” en pantalla.
La velada contó también con una emotiva presentación de la soprano Mariana Camacho, quien deleitó al público con boleros y música colombiana, poniendo el toque artístico a una noche que mezcló emoción, compromiso y belleza.
En 2025, el mensaje de paz y desarrollo ha llegado a nuevos rincones del país. Municipios como San Francisco (Cundinamarca), Pensilvania (Caldas), Carolina del Príncipe y Valdivia (Antioquia) se sumaron al programa mediante convenios que garantizan que las vacas donadas beneficien directamente a familias rurales de sus propias regiones.
A esta red solidaria se unieron empresas y gremios como Acres Farm, Minerva Foods, Grupo Arizona, Fema Reforestaciones, Asogaoriente, el Comité de Ganaderos Área 5, la Fundación Aviatur, entre otras, que han hecho de la responsabilidad social una parte esencial de su identidad corporativa.
Cada alianza refleja una verdad compartida: el desarrollo del país florece cuando la prosperidad se comparte.
Más allá de la elegancia y los sabores, la V Gran Cena Gourmet fue una celebración del alma del campo.
“Cada vaca entregada es una historia de vida, una semilla de esperanza. Hoy celebramos a quienes han hecho posible este sueño colectivo: empresarios, alcaldías, gremios, artistas y familias ganaderas que creen en el poder del campo para construir paz”, señalaron voceros de Fundagán.
La noche concluyó con un mensaje de gratitud y un compromiso renovado: seguir multiplicando esta cadena de solidaridad que transforma realidades y alimenta la esperanza.
Hoy, Una Vaca por la Paz no es solo un programa: es una familia en crecimiento, un símbolo de reconciliación y una muestra tangible de que la generosidad puede cambiar destinos.
Porque esta noche no fue solo una cena. Fue una promesa cumplida: la de un país que se une, un campo que florece y una certeza que se multiplica —
cuando el campo se une, la paz se alimenta.