Desde el 1 de septiembre de 2025 entró en vigor en Texas la Ley del Senado 261, una norma que veta la producción, venta y distribución de carne cultivada en laboratorio en ese estado hasta septiembre de 2027. La medida, firmada por el gobernador Greg Abbott, busca proteger la ganadería tradicional y priorizar el peso económico del sector agropecuario, aunque ya enfrenta una batalla legal en los tribunales federales.
El comisionado de Agricultura de Texas, Sid Miller, defendió la decisión asegurando que “la carne debe provenir de un rancho y no de un laboratorio”, en alusión al debate creciente sobre el impacto de las proteínas alternativas en los mercados tradicionales.
La normativa bloquea el ingreso al mercado de cualquier producto definido como cultivated meat o cell-cultured meat, incluso si cuenta con la aprobación de las agencias federales FDA y USDA. Con esta acción, Texas se suma a otros estados como Florida, Alabama, Mississippi, Montana, Indiana y Nebraska, que han legislado para blindar a sus productores frente a la irrupción de las proteínas cultivadas.
Texas es líder en el inventario bovino de Estados Unidos, con más de 13 millones de cabezas de ganado registradas en 2024, y su industria cárnica es uno de los pilares económicos del estado.
El Institute for Justice interpuso una demanda en representación de empresas biotecnológicas que desarrollan carne cultivada, argumentando que la ley viola derechos constitucionales al bloquear productos ya autorizados por las autoridades federales.
“No existe justificación legal para impedir que los texanos accedan a alternativas reguladas a nivel nacional”, declaró Paul Sherman, abogado del instituto, quien solicitó que se suspenda de manera temporal la aplicación de la norma mientras se resuelve su constitucionalidad.
Los demandantes también advierten que la ley genera una discriminación comercial, limitando opciones tanto para productores innovadores como para consumidores interesados en alternativas de proteína sin sacrificio animal.
La carne cultivada fue aprobada a nivel federal en 2023 después de procesos de evaluación de seguridad. Compañías como Upside Foods y GOOD Meat ya la ofrecen en restaurantes selectos bajo la supervisión de la FDA y el USDA.
Sin embargo, Texas ha optado por mantener una barrera para proteger a su sector ganadero, mientras ofrece apoyo en etiquetado y comercialización a los productos que sí están permitidos.
Luis Fernando Gómez, médico veterinario colombiano y especialista en sistemas ganaderos, considera que la decisión de Texas tiene un impacto que trasciende sus fronteras. “La ganadería no es solo una industria, es parte de la seguridad alimentaria y de la cultura rural. Defenderla frente a tecnologías que aún generan dudas es una forma de garantizar estabilidad para millones de empleos”, señaló.
El experto agregó que la carne cultivada aún debe ganarse la confianza del consumidor. “La innovación no puede imponerse debilitando sectores que han sostenido el suministro de alimentos durante siglos”, concluyó.
Fuente: Contexto Ganadero