La voz, esa herramienta que revela tanto de la personalidad como del estado de salud, merece más atención de la que solemos prestarle. Así lo recuerdan los otorrinolaringólogos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), quienes insisten en que una ronquera o disfonía que dure más de siete días debe ser motivo suficiente para acudir a consulta médica.
Con motivo del Día Mundial de la Voz, la SEORL ha organizado la jornada “Mira tu voz”, donde profesionales sanitarios, logopedas, profesores de canto y pacientes debatirán sobre los cuidados vocales y la detección precoz de trastornos laríngeos.
“La voz es nuestra carta de presentación y la principal herramienta para relacionarnos; por eso es imprescindible cuidarla y atender cualquier alteración”, explica la doctora Isabel García López, presidenta de la Comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la SEORL-CCC.
Según estimaciones de la sociedad médica, una de cada 13 personas sufre trastornos de la voz, aunque la mayoría no recibe tratamiento adecuado. La especialista recalca la importancia de no ignorar síntomas como el carraspeo constante, la tos persistente o la necesidad de forzar la voz, ya que pueden ser señales de una patología laríngea.
Entre los factores de riesgo destacan el tabaquismo, el abuso vocal (como hablar o gritar en exceso), la deshidratación, o el uso profesional de la voz sin entrenamiento adecuado, un problema común entre profesores, teleoperadores y cantantes.
La SEORL también ha publicado un Decálogo de Cuidados de la Voz, que incluye recomendaciones tan simples como no hablar en ambientes ruidosos, no fumar, hidratarse bien, descansar la voz y evitar el carraspeo. Asimismo, aconsejan realizar revisiones periódicas con un otorrinolaringólogo o foniatra para prevenir daños mayores, especialmente cuando la voz se convierte en una herramienta de trabajo.
El Día Mundial de la Voz, instaurado en 1999 por la Federación Internacional de Sociedades de Otorrinolaringología, busca precisamente crear conciencia sobre la importancia de escuchar —literalmente— lo que la voz intenta decirnos. Porque una voz sana, clara y bien cuidada, sigue siendo sinónimo de presencia, salud y buena comunicación.