Opinión por: Eliana Úsuga
Medellín enfrenta una de las peores emergencias invernales de su historia reciente, el alcalde Federico Gutiérrez declaró calamidad pública por los efectos devastadores de las lluvias: 1.709 personas afectadas, 229 viviendas evacuadas y otras 71 de forma temporal, una mujer y un niño arrastrados por una quebrada en el corregimiento de Altavista.
¿Y el Gobierno Nacional? Bien, gracias. Del Gobierno Petro no ha llegado ni una sola llamada, ni un gesto de solidaridad, ni un funcionario, ni una solución, ni una carpa, ni una botellita de agua para los damnificados. El alcalde Federico Gutiérrez se la ha tenido que guerrear solo, gestionando recursos y atajando la tragedia con las uñas.
Y lo más indignante es que los afectados no son los ricos, ni los empresarios, ni la élite a la que tanto critica el presidente. No. Son los pobres. Son las familias que viven en zonas de alto riesgo. Son los que construyeron con sus manos en las laderas porque no tenían otra opción. Justamente esos a los que Gustavo Petro dice que representa. Esos a los que prometió servir como “el sirviente del pueblo” pero ahora que el pueblo se inunda, el sirviente se esconde.
¿Qué clase de gobierno se autoproclama defensor de los más vulnerables, pero se niega a atender una tragedia donde los que están perdiendo todo, sus casas, ropa, comida, hasta la vida son precisamente los más humildes?
No estamos hablando de un olvido menor. Estamos hablando de una indiferencia sistemática y calculada, de un abandono institucional que raya en el desprecio. Ni la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD) ni ninguna entidad del Ejecutivo ha hecho presencia en Medellín. Mientras tanto, el Distrito hace malabares con sus recursos, activando albergues, entregando ayudas, evacuando familias enteras, solo con su propio músculo.
Una ciudad entera, olvidada en la tragedia por razones políticas. Porque no hay otra explicación lógica. No se puede gobernar un país con sesgos regionales. No se puede hablar de justicia social mientras se le da la espalda a los que lo perdieron todo.
A falta de presidente, los damnificados en Medellín al menos pueden decir que tienen un alcalde que no los abandona. Porque mientras Petro calla, es Federico Gutiérrez quien está metido literalmente en el barro con su gente
Algún día la historia registrará que cuando los más pobres de Medellín pedían ayuda, el presidente que prometió servirles… les dio la espalda. Y Medellín no olvida.