El presidente Gustavo Petro volvió a arremeter contra la comunidad internacional, esta vez desde un evento oficial en Santa Marta, donde acusó a Estados Unidos de “intromisión” por pronunciarse sobre la condena en primera instancia contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Las declaraciones del mandatario se dieron como respuesta a un mensaje replicado por la Embajada de Estados Unidos en Colombia, en el que el senador estadounidense Marco Rubio afirmó: “El único delito del expresidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente y defender su patria. La instrumentalización del poder judicial colombiano por parte de jueces radicales ha sentado un precedente preocupante.”
Visiblemente molesto, Petro exigió un pronunciamiento de las altas cortes y del Congreso frente al respaldo internacional hacia Uribe. “¿Por qué bajarle la cabeza a un congresista que va a insultar a nuestros jueces hoy? ¿Por qué la Corte Constitucional, a través de su presidente, no se para y dice que este país es soberano y aquí se respetan los jueces? ¿O es que nos volvimos colonia?”, expresó
Paradójicamente, Petro ha opinado en múltiples ocasiones sobre decisiones judiciales en otros países. Ha defendido al expresidente peruano Pedro Castillo tras su destitución, celebrado la absolución de Cristina Fernández en Argentina, y criticado abiertamente los procesos judiciales contra Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil.
La postura del presidente, quien ahora reclama no intervención extranjera, ha sido calificada como incoherente por sectores que respaldan al expresidente Uribe. “Petro solo cree en la soberanía cuando le conviene políticamente”, han señalado analistas y dirigentes de la oposición.
El respaldo internacional a Uribe crece en medio de un proceso que muchos consideran una persecución política. Para sus seguidores, el expresidente no está siendo juzgado por delitos reales, sino por haber enfrentado con determinación a grupos criminales y defender los valores de la democracia colombiana.
Mientras tanto, la figura de Álvaro Uribe Vélez, lejos de debilitarse, sigue consolidándose como símbolo de resistencia frente al avance del proyecto político que hoy ocupa la Casa de Nariño