La gira oficial del presidente Gustavo Petro por China ha despertado fuertes cuestionamientos en sectores diplomáticos y económicos de Colombia. Aunque el mandatario asegura que su visita responde a su rol como presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), las implicaciones geopolíticas del viaje han generado preocupación sobre un posible giro en la política exterior del país.
A través de un video difundido en su cuenta de X, Petro explicó que su intención es abrir el camino para una cumbre entre China y los países de la Celac, así como una futura reunión con Estados Unidos. “Colombia, por su ubicación geográfica, tiene el deber de facilitar la conexión entre el norte y el sur global”, expresó el jefe de Estado, destacando la cercanía del país al Canal de Panamá como un punto estratégico.
Sin embargo, detrás del discurso diplomático emergen inquietudes concretas. Uno de los temas más sensibles es la posible adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el ambicioso proyecto de infraestructura global impulsado por China. La propuesta, que ha generado divisiones dentro del propio Gobierno, ha sido percibida por varios analistas como una apuesta arriesgada en medio de un entorno global marcado por la rivalidad entre China y Estados Unidos.
La canciller Laura Sarabia convocó recientemente a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores para discutir el tema, lo que ha sido interpretado como una señal de que el Gobierno está considerando seriamente sumarse a la llamada “nueva Ruta de la Seda”. Para algunos, esto podría significar una mayor dependencia de la inversión china y un posible distanciamiento con Washington, en un momento especialmente delicado dada la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE. UU.
María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, en conversación con la Revista Semana advirtió que si bien hay más de 40 proyectos chinos en el país, la mayoría enfrentan retrasos y su impacto real aún es limitado. Además, subrayó el desequilibrio en la balanza comercial: mientras Colombia exporta poco más de 2.300 millones de dólares a China, importa bienes por casi 16.000 millones, con un déficit superior a los 13.500 millones. “La relación es altamente concentrada y poco diversificada”, enfatizó Lacouture, señalando que la mayoría de las exportaciones corresponden a materias primas como petróleo, carbón y ferroníquel.
Por su parte, el Consejo Colombiano de Relaciones Internacionales (Cori), que agrupa a varios excancilleres, hizo un llamado al Gobierno para manejar esta agenda global con “responsabilidad y pragmatismo”, recordando la necesidad de mantener la autonomía estratégica del país. “Colombia no puede alinearse unilateralmente con una potencia global sin evaluar las consecuencias diplomáticas, comerciales y políticas que ello conlleva”, expresó el colectivo.