Petro crea crisis diplomática con Perú mientras ignora el abandono del pueblo colombiano, denuncian sectores de oposición

El Gobierno del presidente Gustavo Petro enfrenta duras críticas por su manejo del diferendo territorial con Perú en el Amazonas. La senadora María Fernanda Cabal acusa al mandatario de “desconocer tratados internacionales” y generar tensiones para desviar la atención de la crisis interna en Colombia.

La reciente controversia diplomática entre Colombia y Perú por la isla Santa Rosa, ubicada en el río Amazonas, ha puesto al Gobierno de Gustavo Petro en el centro de una nueva tormenta política. Las declaraciones del ministro del Interior, Armando Benedetti, y la decisión del mandatario de trasladar la celebración del 7 de agosto —conmemoración de la Batalla de Boyacá— a Leticia, capital del Amazonas, han sido interpretadas por la oposición como un intento de crear una “cortina de humo” frente a la grave crisis social que atraviesa el país.

“Gustavo Petro, una vez más, pretende generar tensiones internacionales, esta vez con la República del Perú, desconociendo abiertamente los tratados de límites firmados entre ambas naciones”, advirtió la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal. Según la congresista, el jefe de Estado incurre en irresponsabilidad diplomática al desconocer el Tratado Salomón-Lozano de 1922 y el Protocolo de Río de Janeiro, documentos que delimitan con claridad las fronteras comunes entre ambas naciones.

El centro del conflicto es la isla Santa Rosa de Yavarí, una formación fluvial surgida hacia 1965 —décadas después de los tratados bilaterales—, que actualmente está bajo jurisdicción peruana y comparte espacio físico con la isla Chinería, asignada al Perú oficialmente desde 1929. Sin embargo, el presidente Petro ha señalado que Perú “se ha apropiado por ley” de islas que, según él, son territorio colombiano, y ha llevado el tema al plano público con su simbólica decisión de celebrar la fecha patria en Leticia.

Para la senadora Cabal, este tipo de decisiones no solo comprometen las relaciones diplomáticas de Colombia, sino que evidencian la improvisación y el desconocimiento del Gobierno frente al contexto histórico y jurídico de los límites amazónicos. “Resulta contradictorio e irresponsable que Petro emita juicios indignados hacia el Perú sin conocimiento profundo de los hechos, mientras guarda silencio frente a la entrega progresiva del Catatumbo al régimen dictatorial de Nicolás Maduro”, afirmó la senadora.

El ministro del Interior, Armando Benedetti, defendió la postura oficial, asegurando que la reclamación de Colombia debe ser “muy fuerte en favor de nuestro territorio”. Según Benedetti, el conflicto se origina por sedimentaciones del río Amazonas que han creado nuevas formaciones, como la isla Santa Rosa, las cuales —según él— deberían ser reconocidas como colombianas al encontrarse en el “lado más hondo” del cauce, conforme a los tratados.

“Si no se resuelve, esto se pondría bien feo”, advirtió Benedetti, quien también celebró la decisión del presidente Petro de movilizar a todo su gabinete a Leticia. “Como estamos hablando de independencia, yo creo que es bueno que los ministros y el presidente nos vayamos para allá”, dijo, en declaraciones que fueron criticadas por su carga simbólica, pero poco efecto práctico.

El Gobierno peruano, por su parte, reaccionó con contundencia. A través de un comunicado oficial, expresó su “más firme y enérgica protesta” ante las declaraciones del Ejecutivo colombiano, reafirmando su soberanía sobre el recién creado distrito de Santa Rosa de Loreto, aprobado el pasado 12 de junio por su Congreso y publicado oficialmente el 3 de julio.

“El pueblo de Santa Rosa forma parte de la isla Chinería, asignada al Perú en 1929”, aclaró el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, y recordó que el límite internacional está definido con base en el thalweg (canal más profundo del río) hasta el hito 1995-1, en la frontera tripartita entre Perú, Brasil y Colombia. Según Lima, ese límite ha sido comunicado a Bogotá en múltiples ocasiones.

Para María Fernanda Cabal, la repentina indignación del Gobierno no es más que un espectáculo para desviar la atención de la crisis social que golpea otras regiones del país, como Boyacá, donde los mineros, paperos y campesinos de páramo se mantienen en paro por el abandono del Estado.

“Petro se disfraza de defensor del Amazonas, pero le da la espalda a los trabajadores de Boyacá que hoy claman por atención y soluciones. Mientras tanto, cancela la conmemoración del 7 de agosto en Tunja y la traslada a Leticia, ignorando el clamor del pueblo y jugando con la soberanía como si fuera una bandera electoral”, sentenció la senadora.

Cabal también cuestionó que, mientras Petro encabeza una disputa con Perú por un territorio cuya soberanía ha sido clara desde 1929, no muestra la misma firmeza frente a la expansión del régimen venezolano en zonas estratégicas como el Catatumbo.

El episodio de la isla Santa Rosa revela un Gobierno más preocupado por gestos simbólicos que por la gestión efectiva de sus responsabilidades internas y diplomáticas. La reacción del presidente Petro parece más un acto desesperado por recuperar protagonismo, que una verdadera estrategia de defensa territorial. La oposición, encabezada por María Fernanda Cabal, ha encendido las alarmas sobre los riesgos de erosionar la credibilidad internacional de Colombia, mientras se descuida al pueblo que el presidente prometió defender.