La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha despertado temores en la comunidad internacional ante una posible reactivación de su agresiva política arancelaria. Sin embargo, un análisis del Banco de Bogotá asegura que los empresarios colombianos no enfrentarán impactos significativos.
El informe, elaborado por la Gerencia de Investigaciones Económicas de la Vicepresidencia de Internacional y Tesorería del banco, revela que Colombia no figura entre los países que serían objeto de nuevos impuestos de entrada al mercado norteamericano.
Colombia exporta anualmente productos por valor de USD 13 mil millones a Estados Unidos, lo que representa apenas un 0,4% del total de importaciones estadounidenses. En este contexto, el país ocupa el puesto 26 entre los socios comerciales de la potencia norteamericana, lo que minimiza las posibilidades de restricciones arancelarias severas.
Según el estudio, los bienes exportados por Colombia, como flores, esmeraldas y café, son productos que Estados Unidos no produce localmente, por lo que los aranceles no afectarían su ingreso. Incluso en el caso del petróleo y el oro, tratados como materias primas, las políticas arancelarias suelen tener efectos marginales.
Un área de preocupación radica en las exportaciones de petróleo, debido al impulso de Trump al fracking y la producción local de combustibles fósiles. Esto podría reducir la necesidad de importar crudo, afectando las ventas colombianas y presionando a la baja los precios internacionales.
El informe también advierte sobre la importancia de evitar confrontaciones políticas entre el presidente Gustavo Petro y el secretario de Estado de Trump, Marco Rubio. Las diferencias ideológicas entre ambos podrían generar tensiones que impacten negativamente las relaciones comerciales.
En conclusión, mientras que otros países como México, China y la Unión Europea enfrentan mayores riesgos frente a las políticas proteccionistas de Trump, Colombia parece estar relativamente resguardada. Sin embargo, mantener un diálogo diplomático estable será crucial para minimizar cualquier efecto adverso en el comercio bilateral.