Opinión por: Julián Ceballos – Concejal de Sabaneta
La reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos abre un nuevo capítulo en la relación entre Colombia y su principal socio comercial. Este cambio en el liderazgo de la Casa Blanca nos plantea importantes desafíos, pero también brinda oportunidades para repensar y fortalecer nuestra posición en el comercio exterior, especialmente en sectores de alto valor agregado.
La economía y su relación con el dólar son aspectos clave. Históricamente, el tipo de cambio ha sido fundamental en la dinámica de importaciones y exportaciones. Durante el primer mandato de Trump, el dólar rondaba los $3,000 COP y promedió cerca de $3,200 COP, mientras que hoy, con proyecciones para el primer semestre de 2025 entre $4,300 y $4,600 COP, nuestros productos se vuelven más competitivos en Estados Unidos, aunque encareciendo las importaciones.
Esta tendencia, sumada al contexto político actual, impulsa a Colombia a enfocarse en sectores estratégicos que generen valor añadido. En el foro de Perspectivas Económicas de EAFIT y el Colombiano en Medellín, líderes como el alcalde Federico Gutiérrez y el gobernador Andrés Julián Rendón coincidieron en la necesidad de fomentar emprendimientos de alto valor agregado. El talento humano en Antioquía, con su calidez y capacidad de adaptación, representa un gran activo en sectores como desarrollo de software, atención al cliente y soluciones logísticas. Preparar a este talento en inglés, programación y servicio al cliente será esencial para consolidar una posición competitiva.
El regreso de Trump también podría afectar áreas críticas como la cooperación antidrogas y el Tratado de Libre Comercio (TLC). Analistas como Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, advierten sobre posibles recortes en la asistencia antinarcóticos y renegociaciones en el TLC, impactando sectores clave de nuestra economía. Esto exigirá una respuesta diplomática firme para mantener la cooperación en áreas históricamente beneficiosas.
A nivel geopolítico, el efecto “Trump Again” podría sentirse en temas de migración, especialmente en el Darién, por donde han pasado más de 186,000 migrantes en 2024. Trump ha expresado interés en aumentar las deportaciones, lo cual generaría más presión migratoria en Colombia, que ya alberga a 2.8 millones de migrantes venezolanos. Como ha señalado el presidente Petro, la única solución sostenible es fomentar la prosperidad de los países del sur y eliminar bloqueos económicos que perpetúan la pobreza.
Las posiciones de Trump y Petro en temas como cambio climático y relaciones con Israel representan puntos de fricción, pero también ofrecen oportunidades para encontrar áreas de colaboración y mantener una relación estable y mutuamente beneficiosa.
La elección de Trump destaca la historia de relación entre Estados Unidos y Colombia, basada en cooperación en seguridad, economía y lucha contra el narcotráfico. Como afirmó el canciller Luis Gilberto Murillo, “esta es una relación de 200 años, muy diversa”, en la que Estados Unidos ha sido un aliado clave. Hoy tenemos la oportunidad de aprovechar esta alianza no solo para exportar productos, sino para destacar nuestros servicios y capacidades innovadoras, demostrando que Colombia puede ser un socio estratégico en América Latina.
Colombia tiene un gran reto. La clave será su capacidad de adaptación y de aprovechar su talento humano para convertir esta coyuntura en un motor de desarrollo, fortaleciendo la libre empresa, promoviendo la innovación y evitando el ahogamiento de las empresas actuales. Es fundamental fomentar el desarrollo económico y las vocaciones productivas de cada región, junto con una educación pertinente que responda a las necesidades del mercado norteamericano. Solo así podremos transformar esta nueva realidad en una oportunidad de crecimiento y transformación para Colombia.